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  • Orlando Hernández | Belkis Ayón

    La respetuosa arbitrariedad de Belkis Ayón Orlando Hernández 19 de febrero de 1992 No me parece insólito que sea una mujer. Que sea de nuevo una mujer. Que esa mujer ahora se llame Belkis (y no Sikán o Sikanekue) no cambia para nada las cosas. Ni que resulte algo distinto el escenario, el tiempo, los detalles. La historia vuelve a ser idéntica. A repetirse. Incesantemente. Como en los inicios del mito, es necesario que aparezca de nuevo una mujer. ¿La misma? ¿Otra? Quizás resulte indiferente. Todo religioso lo sabe. Lo que llamamos lo sobrenatural, lo sagrado, vuelve a animarse en los simple sucesos cotidianos. A reproducirse. A corporeizarse. Para demostrarnos una vez más la circularidad de todo lo existente. Su condición repetitiva, cíclica. A su manera, la ciencia lo ha corroborado. Esa antigua verdad a veces es simbolizada ritualmente mediante un simple trazado circular en el piso. O en la estructura material y en las funciones del tablero de adivinación (Opón Ifá). Otras veces mediante los pasos de una danza ejecutada en sentido contrario a las manecillas del reloj, con la que se intenta contrarrestar la adversidad de una acción. O acaso la adversidad del tiempo. Las variantes son múltiples, pero la enseñanza siempre es la misma. Todo vuelve a suceder, se repite. Y en eso parece consistir lo indestructible de toda creencia. En su raro poder de hacer que todo vuelva a ser visible, comprobable. Nuestras trivialidades diarias sólo son el disfraz, la máscara de lo trascendente, de lo desconocido. Vivimos sobre una de las caras de una misteriosa moneda. ¿Cómo saber lo que está sucediendo en la otra cara, la invisible, la oculta? Es necesario intentar el viaje a la otra orilla. Registrar el reverso. Completar la visión. Belkis Ayón devuelve al tiempo histórico la realidad de un mito. Un mito que aún permanece vivo, actuante. Que se resiste a ser un exponente de museo, o un atractivo exótico para el turista. Un mito que aún forma parte de una tradición compartida, grupal. Y lo raro es que Belkis lo ha hecho sin el auxilio de la parafernalia religiosa. Sin grupo. Sin ceremonia. Sin ritual. O inventando sus propias ceremonias, sus rituales. Mediante el simple recurso de imprimir papeles. Con el débil pretexto del arte. Así, sin sospecharl(¿inocentemente?), su acción pone en funcionamiento la incomprensible y poderosa maquinaria mítica de la Sociedad Secreta Abakuá. Y entonces sucede lo imprevisto –pero acaso también lo inevitable: Uyo vuelve a sonar. Y uno a uno van sucediendo los episodios del misterio. Uno a uno vuelven a actuar los legendarios personajes. Pero esta vez sin atenerse a los rigores de una empecinada liturgia. Moviéndose de nuevo libremente. Como el pez Tanze en el Oddán. Cuando nadie era dueño del secreto. Cuando el secreto era de todos. De hombres. De mujeres. O mejor aún, cuando ni siquiera existía propiamente el secreto. Y no era necesario construir el ekue. Ni era tampoco necesario el sacrificio de la Sikán. Porque todavía no existía su culpa, su traición. Sólo situándose en ese momento, en esa hora cero, es que puede Belkis Ayón comenzar a narrar su historia, a establecer su espléndida versión. Retroceder o adelantar los acontecimientos mediante el previo desmontaje del mito original. Porque de eso se trata: de agregar a todas las versiones posibles (efik, efor, oru) una nueva versión. ¿No decía el antropólogo Claude Lévi-Strauss que todas las versiones eran parte del mito? Con sus grabados, Belkis Ayón funde y confunde con respetuosa arbitrariedad todos los estadíos cronológicos de una remota cofradía masculina que tuvo sus inicios en las sociedades secretas Ekpe y Ngbe de Nigeria del Sur y Camerún, y que, introducida en Cuba por los carabalíes durante la trata esclavista, es conservada hasta la actualidad en Cuba (y sólo en Cuba) a través de la agrupación de ayuda mutua y socorro conocida como Sociedad Secreta Abakuá o Ecorie Enyene Abakuá. A este mundo Abakuá se halla referida (¿no sería más apropiado decir consagrada?) una gran parte de la obra gráfica de Belkis Ayón. Sin esta referencia quizá sea un tanto difícil penetrar en las complejidades de su imaginería artística. El hermetismo simbólico que caracteriza a esta especie de masonería afrocubana informa todos y cada uno de sus monumentales, gigantescos grabados. Las figuras, objetos, animales, plantas y muchos de los signos que integran las escenas aquí representadas, se hallan documentadas en el mito y en el rito abakuá y en su complejo sistema gráfico conocido como Ereniyó o Anaforuana, que poseen significados muy precisos. No obstante, quizás baste saber que la obra artística es relativamente autosuficiente para que deje de alarmarnos nuestra siempre limitada omnisciencia. Aunque desconozcamos este o aquel pormenor temático o simbólico presentados por Belkis en su obra, siempre tendremos el recurso de hacerlos secundarios, inútiles, si consideramos que el arte ya posee en sí mismo suficiente misterio. En Belkis vuelve a ser misterioso el blanco, el gris, el negro. Es misteriosa la naturalidad con que reposan o actúan sus figuras. Misteriosa la solemnidad, la elegancia, el silencio. Misteriosa la escama del pez y la sinuosidad erótica de la serpiente, del majá. Misteriosos la palma, el gallo, el chivo. Ambigua y misteriosa la mano, el rostro, la mirada. Y todo por la presencia esencialmente inexplicable de una voluntad creadora capaz de metamorfosear lo habitual en sobrenatural y viceversa. Porque sólo el arte añade más misterio al misterio. Frente al arte de Belkis, lo narrativo, lo anecdótico cumple de prisa su inmediato papel informativo y nos desplaza jubilosamente hacia esa zona de las grandes incógnitas donde sólo podemos suponer o intuir. Lo verdaderamente enigmático en su obra no son entonces las intrincadas, fascinantes historias que la ocupan –lo ilustrativo, lo aparente– sino la oculta, secretísima espiritualidad que las anima. En ella está presente una profunda y acaso inconfesada (o reprimida) religiosidad que no depende de rudimentarios enunciados de fe, ni de fanáticas veneraciones, sino de nebulosas aprehensiones y caóticos presentimientos. Hay algo más que ese habitual estado extático, contemplativo con que la mayoría de los artistas asume el acto creativo. El elevado, intenso dramatismo que se desprende de sus imágenes, la atmósfera sobrecogedora en que transcurren sus escenas no pueden ser sólo producto de triquiñuelas del oficio. Nada de eso se aprende en las escuelas ni en los libros de arte. Debe haber algo más. De esa especie de aura religiosa se halla impregnada la obra de Belkis Ayón más que de historicismo o pasión etnográfica, lo cual evita que sea entendida como uno de esos banales «rescates» de mal sentida identidad nacionalista o “étnica” en los que periódicamente se enfrascan algunos de nuestros artistas. Y si acaso lo fueran, sería en segunda o en última instancia. Porque lo que aquí se «rescata» no es un mito olvidado o perdido, susceptible de ser reconstruido o revivido en un laboratorio de etnografía o de folklore, sino más bien una especie de autoconciencia, de sentimiento que ha permanecido probablemente soterrado, escondido, y que ahora se libera en un gesto reverencial hacia ese extraño “más allá” que la ciencia nos niega y nos desmiente, y que a menudo sólo mediante la creatividad artística algunos son capaces de vislumbrar, de comprender, de expresar, de trasmitir. Lo que Belkis intenta rescatar con su obra es, quizás, ese respeto por prácticas culturales y estéticas que nuestra sociedad ha marginado y malinterpretado en virtud de nuestra larga herencia colonial, no sólo demasiado racionalista, sino también demasiado blanca, católica, o atea. La profunda identificación espiritual que ha establecido Belkis con el complejo mundo mitológico, mágico que su obra refleja le permite transgredir el secular impedimento de participación femenina en el rito Abakuá y acceder libre y privilegiadamente a sus misterios. Sólo mediante el arte tal transgresión es concebible. Su obra se convierte, entonces, en instrumento no sólo reproductor, sino también generador, instaurador de mitos. Porque en definitiva es esto lo que ha intentado Belkis desde el arte: instaurar nuevos mitos capaces de rectificar el pasado y de modificar o intentar modificar el porvenir. El viejo mito de origen Abakuá vuelve con esta obra a incrementar sus complicados derroteros y a prolongar, en esta nueva instancia de lo imaginario, su fuerza y su belleza. Este texto me fue solicitado por Belkis en 1992 y hasta ahora ha permanecido –o eso creo–inédito, con excepción de un pequeño fragmento aparecido (en inglés y japonés) en el catálogo de la exposición Ángel Ramírez + Belkis Ayón, The new waves of cuban art, efectuada en la Gallery Gan, en Tokio, Japón, en 1997. A la versión inicial que le entregué, le hice luego pequeños arreglos, pero sin alterar nada esencial. Me complace la idea de poder reunirme nuevamente con Belkis en otra de sus exposiciones. (Nota del Autor). Leído en la muestra Bélkis Ayón, origen de un mito, Galería Villa Manuela, Ciudad de La Habana, Cuba, octubre del 2006. (N. del editor) artículo anterior regreso a textos

  • Hablar de los mitos del arte. Sarusky | Belkis Ayón

    Hablar de los mitos del arte. Entrevista con Belkis Ayón Jaime Sarusky 4 de febrero de 1999 ©Revista Revolución y Cultura, No 2-3/99, pág. 68-71 A decir verdad no fue fácil entrevistar a Belkis Ayón, a pesar de las apariencias, o sea, su juventud, los reconocimientos que ha tenido su obra artística, su personalidad, que uno apostaría muy accesible, franca y abierta como su risa. Pero no confundir tales atributos con la vehemencia, diría que hasta la pasión, de la creadora Belkis Ayón, esa que con acerada lucidez sabe los derroteros de ayer y de hoy de su obra. Y estoy seguro que también de mañana. Pero su humildad y su orgullo, rasgos que coexisten en muchos auténticos artistas, le impiden sancionar tal pronóstico. Aunque en su fuero interno todo gran artista sabe que lo es, el desafío al tiempo está planteado y el tiempo, a su vez, la reta a ella. El tiempo, para bien o para mal, lo puede todo, excepto con el gran arte que lo resiste, lo trasciende y se pasea por su lado con una sonrisa irónica. Estamos frente a su mural La Cena que se encuentra en la Fundación Ludwig. Es una pieza tenazmente misteriosa. No vacilaría en decir que tiene muchas lecturas. Pero cuénteme su historia La Cena fue vista por primera vez en público en 1988 en la galería Servando Cabrera de Playa. La concebí para imprimir a color pero ya impresa y exhibida no estuve satisfecha con los resultados. Me dediqué entonces a prepararla para mi tesis de grado y en 1991 la modifiqué y la llevé a blanco y negro. La primera figura, arriba a la izquierda, tiene la cara tapada con las manos. La idea principal es a partir de La cena… ¿Se refiere a la tradicional cena? Si, pero como idea principal. Y hacia mucho rato tenia en mente. La cena es de mujeres, excepto dos hombres, uno que está a la derecha, la figura negra que está completamente indiferente, como que va a salir de la composición y otra que tiene el rostro negro. ¿Cuáles son los elementos de la mitología ahí presentes? Uno de ellos es el fondo. Está hecho con los anaforuanas o “firmas”: la cruz, el círculo y la cruz dentro del círculo, simbología de las diferentes ramas que influyeron o donde surgió como tal el mito este tipo de sociedades, efik, efor y ori bibi. El signo + corresponde a efik, el O efor y a oru-bibi. Otro elemento que uso es la escama. La escama del pez, el pez sagrado. Y también el tipo de simbología que he tomado para significar al hombre de la piel de leopardo, que es de círculo concéntrico, un poco alargado con vario puntos alrededor. Y, además, figuras que tienen un diseño que sugiere una relación con la femineidad. ¿Y la venda? Cuando alguien que está en proceso de ser iniciado va a entrar al cuarto sagrado, al Fambá, antes de penetrar en el mismo le vendan los ojos. Es como una especie de cena ceremonial. Hay una figura que se está iniciando o que se va a iniciar. ¿Qué se celebra con ese ritual? En este caso es algo que quizás existió. Pero no es algo que ocurra. Desde punto de vista de la ceremonia religiosa hay una parte que es la comida, pero no tiene nada que ver con esta idea de la cena. Esto es totalmente simbólico. Otra figura tiene una serpiente alrededor del cuello. En la mitología abakuá es el animal que envía el brujo de la tribu para averiguar qué había ocurrido en el río cuando el pez Tanze desaparece. Entonces el Nasakó envía dos serpientes a ver qué ha pasado. Y en el camino de regreso se le aparecen y sorprenden a Sikán que se asusta y deja caer el güiro que llevaba en la cabeza. Por eso la serpiente siempre es una compañía para ella. Puede ser de amenaza, puede ser de prevención, o ser simplemente compañía. Y en dependencia de la idea también lo uso como un elemento fálico. Ahora, ¿por qué las escamas y la significación del pez? El pez era la vía, el vehículo que contenía el secreto, o sea, era el ser que contenía el secreto. El secreto era una voz. Aquí ya no es pez en ese plato. No, ya no, porque esta figura, la del hombre con la cabeza negra, como que irrumpió en la cena de las mujeres y ha ingerido el pez. Ya su plato está vacío, al igual que la jícara que acompaña a cada una de las figuras al lado del plato. El pez es el ser sagrado. En esta cena de mujeres dos figuras llevan la piel del pez, relacionando de ese modo el destino del pez con el destino que va a tener o que tuvo Sikán. Se supone que entre los abakuá la mujer no representa ningún papel, está fuera de ese mundo. Cualquiera podría pensar que lo suyo es un atrevimiento por que está transgrediendo lo que es tabú. Está fuera desde el punto de vista de profesar la religión. Pero está dentro, muy adentro, porque fue una mujer la que descubrió el secreto. Y a partir de ese descubrimiento es que, de alguna manera, surge todo este tipo de historia. ¿Cuál era el secreto? El secreto era la voz. Según el mito, apropiarse de ese pez que contenía la voz, significaba que quien lo alcanzara sería la tribu más rica y más próspera. Era el poder. En realidad el pez era la reencarnación de un viejo rey que vaticinó tales acontecimientos. La culpabilidad de la mujer al descubrir el secreto la eliminaba de los rituales del universo abakuá. Sí, y también pienso que, como todas estas historias de mitos y leyendas, hay diferentes versiones. Una de ellas sostiene que la mujer es excluida por haberle entregado información a la tribu enemiga. Pero pienso que no es necesario que un espectador tenga los conocimientos de los mitos, del ritual abakuá o los significados de cada uno de sus componentes para admirar o impresionarse ante su obra. La cosa sería saber por qué impresiona… ¿Qué tiene ese grabado? Primero que todo, el misterio. Esos personajes, aparentemente pasivos, traducen una atmósfera de tensión, de sospecha. Extraños comensales que, además, son símbolos. Hay una sensación de incertidumbre por el peso de lo alegórico. Diríase que nos retan, por la propia escena que nos presentan esos desconcertantes protagonistas, a remontarnos hasta las nieblas de los primeros tiempos. Ahí están, simultáneamente, el mito y la compleja materia humana; trascienden el tiempo y si por casualidad ví esa obra hace años y la veo ahora nuevamente, sigo pensando que me llega como algo telúrico, insondable. Esas cosas las pienso en el momento en que las estoy haciendo. Ya después que las imprimo y ha pasado tanto tiempo, como que ya no es mío y dejo de pensar en ello. Ahora estaba pensando en la tensión, como algo que está contenido, donde pasó algo o va a pasar. Algo así. ¿Y los ojos en sus personajes? En realidad los ojos en mi obra es lo que impresiona a la gente, lo que les intriga porque son ojos que te miran muy directamente, entonces creo que no te puedes esconder, donde quiera que te muevas ellos están ahí siempre mirándote, están ahí haciéndote cómplice de lo que estás viendo. Y, sobre todo, en estas piezas que son grandes, casi estás al mismo nivel, al mismo tamaño, es alguien con el que estás conviviendo ahí de alguna manera. El hecho de ser personajes que no tienen un rostro definido está contribuyendo a alimentar el mito y el símbolo. No hay ningún detalle que los sitúe en un contexto histórico: no tienen ropa ni peinado. Por esa ropa o por ese peinado podría deducirse que son personajes de tal o más cual momento. Cuando usted concibe esos personajes —llamémosles de alguna forma— usted no está pensando en una anécdota, en un momento determinado, sino sencillamente está pensando en un episodio del universo abakuá que usted quiere representar… Sí, yo creo que es eso último a lo que usted se refiere y también un poco más, hay algo más siempre. Yo disfruto mucho el hecho de trabajar, de llenar a los personajes de algo, o sea, a través de las texturas, de las formas, que no quede desprovisto como que de ropa. La ropa es la piel que yo le pongo en dependencia de lo que esté pasando, de lo que yo quiera decir. Por ejemplo, las escamas. Como le había dicho anteriormente es la piel del pez y para mucha gente también puede ser la piel de una serpiente. O sea, hay toda esa ambigüedad. Ahora, ¿cómo entró, cómo pudo apropiarse de los conocimientos del mundo abakuá? Fue por curiosidad, la de enfrentar algo de lo que uno lee, habla o que ve por primera vez. No es aquello a lo que una está acostumbrada y siente que le atrae y empieza a investigar, a buscar información. ¿Y su padre? No es abakuá. Y en mi familia nadie lo es, salvo un primo. Es importante que lo diga porque se han inventado historias de que en mi familia todos los hombres son abakuá. No, en lo absoluto. Somos dos hermanas, nada más. ¿Por qué razón le llega con tanta fuerza que lo convierte en tema, sujeto de su obra artística? Ese interés surge cuando yo estaba estudiando grabado en San Alejandro. Fueron tantas cosas que me atrajeron hacia las culturas afrocubanas; mi gusto por ir a los sábados de la rumba y cuando el Conjunto Folclórico Nacional tenía sus temporadas en el Teatro Mella. También la revista El Correo de la UNESCO. En la escuela me interesaron mucho los números que tenían que ver con la cultura africana. En la casa de mi abuela había un afiche con unos íremes anunciando las funciones que daba el Folclórico y la película de Sara Gómez, De cierta manera. También pudo haber sido el hecho de que mi tío tenía entre sus libros, que podía ver y hojear todo el tiempo, Los Ñáñigos, de Enrique Sosa, o algunas sugerencias que me hicieron mis profesores de San Alejandro para que leyera La Sociedad Secreta Abakuá narrada por sus viejos adeptos, de Lydia Cabrera, o La diáspora africana, y un poco todo eso. O un catálogo que mi padre me regaló de una retrospectiva que hicieron en París de la pintura de Lam. Estas cosas las simplifico. Descubrí que no había en esos momentos artistas que trabajaran ese tema sino otros como el de la santería, el vodú, el espiritismo y el palo monte. Igualmente influyó la lectura de diferentes historias del mito. Aquello me pareció tan plástico, como si estuviera pasando delante de mí, donde aparecían y desaparecían rostros. Además, no hay una iconografía figurativa, a no ser, por supuesto, las firmas. Entonces vi que había una posibilidad, había todo un mundo que perfectamente yo podía crear, a partir de que uno ya sabe como son las historias. ¿Cómo explica que esos personajes sin rostros tengan tal intensidad, tal densidad? Hay cosas en las obras que uno no sabe explicarse. La tensión… no la ideé, no fue algo preconcebido. Salió. Yo digo que siempre me acompaña algo que es como un buen signo, una buena compañía: la intuición. Quizás mi obra sea eso: son cosas que tengo dentro y que echo para afuera porque son cargas con las que no se puede vivir ni se pueden arrastrar. ¿Podría decirse que usted se desprende, en el mismo proceso creativo, de muchos de esos mitos? Me desprendo; y no porque yo piense que siempre, aunque quiera decir otra cosa, estoy usando la misma simbología y la misma figuración y los mismos signos que uso cuando me quiero referir específicamente a una escena o a un detalle que es, estrictamente, de la mitología, aunque después, quizás, le dé la vuelta y quiera decir otra cosa. Pero son elementos fijos en mi obra. Ahora mismo estoy usando cosas más personales; sin embargo, sigo usando el personaje de Sikán, el pez, el chivo, las escamas, la serpiente, sigo usando papeles arrugados y la simbología que siempre he usado en otra situación, pero con otros contenidos. Uso la colografía porque me parece la técnica más adecuada para decir lo que quiero. Eso es lo primero. Además, es la técnica con la que puedo trabajar grandes formatos, el que yo quiera, y la manufactura que lleva la pieza me gusta, me fascina. Entonces, todo ese proceso lo disfruto tremendamente. Es una de las razones por lo cual sigue haciendo colografía. ¿Si pintara sería igual? No, no sería igual. Es que yo no tengo en mi mente concebir esto para pintura. Es una limitación que tengo a los ojos de muchos. Pero, sobre todas las cosas, me considero una grabadora. Y no pienso dejar de serlo por el momento. ¿Usted cree que lo más importante que tenía que expresar como artista ya lo ha dicho en su obra o cree que todavía no ha agotado todas sus posibilidades? Esas son preguntas que a cada rato me hago. Una vez, conversando con mi amigo Antonio Martorell, grabador y pintor puertorriqueño, me dijo: es increíble como uno se obsesiona por determinados temas, y aunque lo haga de manera diferente, eso siempre está ahí. O sea, la obsesión y el dar la vuelta y caer en lo mismo. Y yo me preguntaba si me estaba repitiendo. lmagínese. Quizás, sí, quizás, no. El problema está en que yo siento que hay mucha gente que son muy simples a la hora de hablar de un artista y de una producción. Es mucho más fácil decir: Ah, mira, ella trabaja sobre el abakuá! Está muy bien, pero no hay mucho más que eso . Y ya que habla de obsesión en los temas, justo eso mismo le puede ocurrir a un espectador con sus personajes. Están y no están, como dice usted. Y son personajes que me están diciendo cosas o me están interrogando… Exactamente. Creo que es eso, que están interrogando. Interrogando a los demás. Un poco que los demás sean cómplices de eso que está pasando ahí. Como si dijeran: Aquí las cosas no están claras. Es una situación inquietante. El título de mi última exposición, que se exhibió en Los Angeles, era Desasosiego. Quizás sea eso la obra. Al cabo de tantos años me doy cuenta del desasosiego. Y tal vez ese desasosiego, tanto o más que un carácter religioso, tiene… Yo le voy a decir, es más existencial que religioso. ¿Cómo fueron sus inicios desde que estudiaba en San Alejandro? Tenía dieciséis años en el 83-84 cuando estudiaba en San Alejandro y tenía enormes problemas con el dibujo, cuando los profesores me suspendían muchísimo porque era muy mala dibujante con modelo. Y mis figuras parecían de palo. ¿Cómo fue superando eso? Más que dibujando, pensando. Y observando mucho y mirando mucho. Muchas veces converso con mis alumnos que también trabajan figurativo y tienen problemas de dibujo. Les digo: miren, yo no les pido una academia, no les pido hiperrealismo, les pido que me convenzan con eso que están poniendo ahí. Que esa mano sea creíble, quizás un poquito más, un poquito menos, pero que no haya una desproporción, que no moleste a la vista. Una de las características que distingue a su obra es la ausencia del color. ¿Acaso el uso del blanco o del negro tiene un significado? El blanco es un valor. Como el negro. Como los grises. El valor no es el color, el valor es el punto de atención en la obra. Una figura porque es blanca, no es blanco. Una figura es blanca porque es un punto de atención y porque trabajo con blanco, negro y valores. Esa persona pudiera ser negra, pero el valor es blanco. O sea, tiene un sentido composicional. Exactamente. Como este negro que hace una vuelta; el negro va allí, en la serpiente, en el rostro, en este ojo y sube a los otros ojos que están invertidos, vuelve al ojo negro y va al negro del borde. La inclusión del negro es un problema de composición, de equilibrio y de ritmo en la pieza. ¿Cuál es su relación con el universo abakuá: afectiva, cognoscitiva? Una pregunta difícil. Es la vía, la manera, la solución que encontré para decir lo que quería. Y le digo: es como dejarse llevar, y yo me he dejado llevar. Cuando usted se pone a trabajar este tema, ¿en algún momento no lo hace como en un estado de trance? En trance, pero entre comillas. El fenómeno es de concentración, un problema de creer en el momento que lo estoy haciendo, hasta inclusive quizás de actuación. Hay un poco de teatralidad en todo eso… Sí, es muy teatral, como la ceremonia de los abakuá. Para Fernando Ortiz era como una representación teatral. Es como llevar el teatro a la religión. Y la religión al teatro. En cuanto al trance, es, sobre todo, la concentración y el pie forzado que me pongan a la hora de trabajar. Además de la pasión por el tema, el hecho mismo de llevar muchísimos años trabajándolo, ¿de alguna manera no refleja un temor de su parte?, es decir, para mantenerse conservadoramente en el mismo porque no inicia ni enfrenta otros temas. Ah, mire, quizás sea eso. Por supuesto, temor inconsciente. Yo creo que hay cosas inconscientes que se hacen conscientes. ¿En su caso se hace consciente? Yo creo que sí. Yo pienso que uno puede decir cosas así, y de otra manera. Pero quiero mantenerlas así. Por ahora, porque así digo lo que necesito decir. Una de sus características es la originalidad. Yo tomo de millones de cosas. Lo que veo que me gusta, lo hago. Hay todo un proceso de tamiz. Yo pienso que esto es como mi hijo, esto es algo que yo creé. Si lo creé no tengo por qué abandonarlo si todavía me quedan cosas por decir. Bueno, perdóneme, pero usted puede tener un hijo y después tener otro sin que necesariamente abandone al primero. ¡Ah, bueno, por ahora me siento con uno solo! —De repente, cuando se levanta por la mañana, usted se dice, hoy voy a trabajar, ¿ya usted sabe lo que va a hacer? No. Hasta que no lo tenga aquí (se lleva el índice a la sien), no hago nada. Mientras va pasando eso voy mirando mis libros, los libros que compro, que me gustan, que son de arte. Y mientras los voy hojeando me digo, esta composición me gusta, aquí voy a poner a Fulano, a Mengano y a Ciclano. Y esto tiene que ver, yo quiero hablar de la insatisfacción, de la intolerancia, quiero hablar de la traición o quiero hablar de sacrificios. Muchas composiciones las tomo, por ejemplo, de la familia. La Familia era una pieza que hacía rato tenía machacada en la cabeza. Yo decía, esto tiene que salir por algún lado. Y todo vino por la obra de Gauguin Ana la Javanesa. Que a mí me encanta; que es muy importante para mí, que me marcó… Y la familia sale de esa obra, de esa figura sentada tan reposadamente. Usted ha dicho que entre sus referencias plásticas, además de las del universo abakuá, también se hallaban los iconos bizantinos. La referencia de los iconos es puramente formal. Es la forma de los arcos, de los retablos, siempre me atrajeron mucho y era como inventar una iconografía para esta gente. Y también muchas veces las composiciones que me gustan tanto. Y le digo que mi obra es la que me sorprende porque ella es la que me ha llevado a ser lo que soy, no porque yo me lo propusiera. ¿No será que hay un cierto desconocimiento de usted misma, de quién es usted? Si se acepta que sus personajes, además de inquietar, son desafiantes, uno tiene todo el derecho de suponer que en usted hay una pugna, entre la Belkis que quiere desafiar y la otra que usted supo que es tranquila y que quiere pasar inadvertida. Yo creo que ando por ahí. El hecho de ser usted mujer y negra, ¿de alguna manera está reflejando sus personajes desafiantes? En lo absoluto, o por lo menos, yo no me lo propongo. Es que yo nunca he tenido problemas raciales, ¿entiende? Déjeme explicarle. Yo sé que no ha tenido problemas, al contrario, cualquiera que la ve diría que es una triunfadora. Pero tanto usted como yo sabemos… Yo creo que esas son cosas que se manipulan mucho y quizás nos manipulen o me manipulen. Pero no es una cosa consciente. En su obra cada firma está en función de la idea que usted está planteando. Así es. Incluso, en una obra puede haber distintas firmas pero en función de los personajes o de su relación con los demás. Sí. Usted parte de los mitos abakuá como fuente de su producción creadora, pero el resultado, la obra de arte como tal, ya es otra cosa, trasciende los motivos que la originaron para universalizarse. Se le puede dar más de una interpretación, hasta a un conocedor lo impresiona, no ya por el dominio que pueda tener del asunto sino por el indiscutible resultado artístico. A mí me gustan mucho las cosas sutiles en la obra, pero también que el espectador sea lo suficientemente despierto como para descubrirlas. REGRESO A ENTREVISTAS SIGUIENTE ARTÍCULO

  • Miradas | Belkis Ayón

    MIRADAS Factoría habana, Habana Vieja, La Habana, Cuba. Mayo 23 - Agosto 23, 2014 Del 23 de mayo al 23 de agosto de 2014 en el espacio expositivo Factoría Habana, tuvo lugar la muestra Miradas, curada por la Dra. Concha Fontenla. En ella se reunieron obras de diesinueve artistas representantes del Arte Contemporáneo Cubano, entre ellos la grabadora Belkis Ayón, de la cual se pudieron apreciar tres de sus trabajos a gran formato La Familia, Nlloro y Resurrección. En su conjunto las obras de los artistas seleccionados, a decir de la curadora, trazan un posible recorrido por el arte cubano contemporáneo, poniendo en valor un pasado que lo singulariza, sin descuidar su íntima relación con las últimas propuestas creativas a las que indudablemente aportan notas decisivas y de honda repercusión. Artistas participantes: Aimeé García, Antonio Eligio Tonel, Belkis Ayón, Carlos Montes de Oca, Eduardo Pónjuan, Ernesto Leal, Felipe Dulzaides, Ibrahim Miranda, Jorge López Pardo, José Angel Toirac, José Manuel Fors, Lidzie Alvisa, Luis Enrique Camejo, Pedro Pablo Oliva, Roberto Fabelo, Sandra Ramos, Santiago Rodriguez Olazábal.

  • Eva sale y remonta vuelo... | Belkis Ayón

    EVA SALE Y REMONTA VUELO. EVA DEJA DE SER COSTILLA La Habana, Cuba. Octubre 13, 2014 Como parte del evento de artes visuales Ellas Crean, que auspicia la Embajada de España en Cuba, se inauguró en octubre de 2014, la muestra Eva sale y remonta vuelo, Eva deja de ser costilla, con la curaduría de Gabriela García Azcuy. En ella se muestran los trabajos de cinco destacadas mujeres del mundo de las artes visuales: Aimeé García, Belkis Ayón, Cirenaica Moreira, Rocío García y Sandra Ramos; las cuales a pesar de haber comenzado su bregar por las artes plásticas en los finales de los años 80 del siglo pasado, han mantenido, en palabras de la curadora, ese «protagonismo femenino, que veinticinco años después, se mantiene en la escena artística de la Isla como un resorte ya inoxidable». Artistas participantes: Aimeé García, Belkis Ayón, Cirenaica Moreira, Rocío García, Sandra Ramos.

  • Personales | Belkis Ayón

    Exposiciones personales de Belkis Ayón (1967-1999) EXPOSICIONES PERSONALES Jordan Schnitzer Museum of Art, Eugene, Oregon. Barker Gallery Febrero 6, - Septiembre 5, 2021 Nkame : Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón (1967-1999) Leer más Chicago Cultural Center, Chicago, Illinois, Estados Unidos. Febrero 29, 2020 Leer más Nkame : Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón (1967-1999) Scottsdale Museum of Contemporary Art, Arizona, Estados Unidos. Octubre 13, 2018 - Enero 20, 2019 Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón (1967-1999) Leer más Station Museum of Contemporary Art, Houston, Texas, Estados Unidos Junio 2, - Septiembre 3, 2018 Nkame : Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón (1967-1999) Luego de las exitosas presentaciones en diferentes ciudades de Estados Unidos en su itinerancia por este país, la exposición Nkame. Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón (1967-1999), llega al Station Museum en Houston, Texas. La exposición (...) Leer más Kemper Museum of Contemporary Art, Kansas City, Missouri, Estados Unidos Enero 25 - Abril 29, 2018 Nkame : Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón (1967-1999) Leer más Museo del Barrio, New York, Estados Unidos Junio 13 - Noviembre 5, 2017 Nkame : Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón (1967-1999) Leer más siguiente

  • confluencias inside | Belkis Ayón

    CONFLUENCIAS INSIDE Cuba, México, Estados Unidos, Portugal Noviembre 2006 - 2010 Boletín Cubarte Año 7 Número 25 , 20 de Junio del 2007 Exposición "Confluencias" se presenta en México Por: Nelson Herrera Ysla (Cubarte).- Se ha inaugurado en el Museo de Arte Moderno de Toluca, del Instituto Mexiquense de Cultura, la exposición "Confluencias", con obras de 26 artistas cubanos de varias generaciones, luego de sus presentaciones en el Palacio Clavijero de la ciudad de Morelia (de donde surgió la idea del proyecto gracias al entusiasmo del Gobernador Constitucional del Estado de Michoacán, Sr. Lázaro Cárdenas Batel) y en el Museo José Luis Cuevas del Distrito Federal. La muestra, curada por Juan Delgado contó con la asesoría de Elvia Rosa Castro, y un excelente catálogo diseñado por el equipo cubano Baus Diseño, impreso de gran formato en México. En ella se reúne más de 70 obras fundamentalmente en pintura así como dibujo, grabado, fotografía, escultura y video de algunos de los más notables artistas cubanos, desde Alfredo Sosabravo y Manuel Mendive hasta Alain Pino, el más joven. Participan en la misma: Roberto Fabelo , Nelson Domínguez , Arturo Montoto, Belkis Ayón, Eduardo Roca , Ernesto Rancaño, Flora Fong, José A. Toirac, Lester Campa, Los Carpinteros, Luis Gómez, Pedro Pablo Oliva , Rigoberto Mena, Roberto Diago, Rubén Rodríguez, Santiago Rodríguez Olazábal, Zaida del Río , Carlos Quintana, Aymée García, Carlos Montes de Oca, Eduardo Ponjuán, Alexis Leyva (Kcho), Agustín Bejarano. Desplegada en algo más de 400 metros cuadrados, la muestra brinda un panorama sintético de recientes producciones de la visualidad cubana donde las dos dimensiones sobresalen del resto, y en el cual es posible apreciar la fuerza de la pintura en nuestro país, fenómeno este similar al que hoy comienza a cobrar notoriedad en eventos y ferias por todo el mundo. Contribuyen a su interés en los medios artísticos y de comunicación así como en el público mejicanos, el gran formato de las obras y el balance entre diversos modos de expresión: estos permiten reflexionar acerca de las artes visuales cubanas y a informar sobre nuestra cultura de la imagen en constante proceso de expansión. A la inauguración acudieron el Sr. Agustín Gasca Pliego, director general del IMexC, la Lic. Vivian Martínez Tabares, consejera Cultural de la Embajada de Cuba en ese país, Laura Castanedo, secretaria Artística de Ars Latina 2007 y artistas cubanos invitados a participar en este proyecto que se desarrollará durante el mes de junio en Baja California. También se encontraban presentes el curador de la muestra Juan Delgado, el crítico de arte Nelson Herrera Ysla y el artista Arturo Montoto. Tanto interés ha despertado "Confluencias", cuyo proyecto original estaba circunscrito sólo a la ciudad de Morelia, que hoy se encuentran en proceso de coordinación sus presentaciones en los estados de Tabasco y Guanajuato para este año 2007. Fuente: CUBARTE Artistas participantes: Agustín Bejarano, Aimée García, Alain Pino, Alexis Leyva (KCHO), Alfredo Sosabravo, Arturo Montoto, Belkis Ayón, Carlos Montes de Oca, Carlos Quintana, Eduardo Ponjuán, Eduardo Roca (CHOCO), Ernesto Rancaño, Flora Fong, José A, Toirac, Lester Campa, Los Carpinteros, Luis Gómez, Manuel Mendive, Nelson Domínguez, Pedro Pablo Oliva, Rigoberto Mena, Roberto Diago, Roberto Fabelo, Rubén Rodríguez, Santiago Rodríguez Olazábal, Zaida del Río.

  • NKAME: BELKIS AYÓN. EXPOSICIÓN ANTOLÓGICA | Belkis Ayón

    < Back NKAME: BELKIS AYÓN. EXPOSICIÓN ANTOLÓGICA Curaduría: Cristina Vives Dirección del Proyecto: Dra. Katia Ayón Manso. Estate de Belkis Ayón. Convento de San Francisco de Asís, Habana Vieja, La Habana, Cuba. Septiembre 11 a Noviembre 28, 2009 PREMIO NACIONAL DE CURADURIA, 2009, otorgado por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, La Habana, CUBA. Coordinadora general: Katia Ayón, Estate de Belkis Ayón En el libro Los Ñañigos de Enrique Sosa Rodríguez, Casa de las Américas, 1982, página 249 (ejemplar en el librero de la artista), Belkis Ayón marcó, años antes de morir, plumón azul, el nkame que los ñañigos modernos incriben junto a la tumba cristiana de abanekwe muerto: «No te acuerdes en tu sueñoDe ninguno de tus hermanosque lloran tu ausencia.» Este Nkame, sinónimo de elogio y salutación en la lengua abakuá, es el título de la exposición (y el libro homónimo en proceso de edición) que rendirá tributo, en el décimo aniversario de su desaparición física, a una creadora que dejó con su muerte un mensaje de vida. El Estate Belkis Ayón y la Oficina del Historiador de la Ciudad anuncian la inauguración de esta muestra antológica que permanecerá abierta al público hasta 28 de noviembre de 2009. La exposición incluye 83 obras ejecutadas en las técnicas de colografía, litografía y calcografía realizadas entre 1984, durante sus estudios en la Academia de San Alejandro, hasta la serie realizada entre 1998-1999, que constituyó su última exposición personal en Los Ángeles, California. Por primera vez serán vistas, de conjunto, todas las obras de gran formato que la artista realizó desde el inicio de su carrera, algunas de ellas acompañadas de sus bocetos y matices. Belkis murió a los treinta y dos años de edad dejando tras si estas obras imprescindibles para la historia del grabado contemporáneo. Las claves de su muerte siguen siendo una incógnita dolorosa para la comunidad artística internacional que observó con admiración su exitoso ascenso a los circuitos más exigentes del arte en la década del noventa. La religión y la Sociedad Secreta Abakuá, fuentes temáticas de su obra, son espacios creados por hombres y solo para hombres. Estigmatizan y segregan a la mujer y, a su vez mantiene una estricta disciplina y mantiene una ética y misterio inexpugnables. Belkis penetró en el espacio del rito hasta donde le fue permitido, y estudió todas las fuentes de información a su alcance. Como resultado, creó una iconografía sobrecogedora e interpretó el mito religioso desde su posición de artista, mujer, negra y latina en las postrimerías del siglo XX. Según expresa la curadora de la muestra: «No cabe duda de que Belkis se valió de este tema para construir un discurso universal contra la marginalidad, la frustración, el miedo, la censura, la impotencia y a favor de la búsqueda de la libertad…» Escrito por: Cristina Vives. Curadora. Links y Prensa Galería Previous Next

  • Colectivas1 | Belkis Ayón

    EXPOSICIONES COLECTIVAS Renderings. New Narratives and Reinterpretations Mechanical Hall de la Universidad de Delaware, Filadelfia, Estados Unidos Septiembre 3 - 30, 2014 Leer más Factoría habana, Habana Vieja, La Habana, Cuba. Mayo 23 - Agosto 23, 2014 Miradas Leer más Without Masks. Contemporary Afro-Cuban Art. Museo de Antropología (MOA) de la Universidad Columbia Británica, Gallería de Arte de Johannesburgo, Vancouver, Canada, Johannesburg, South Africa Mayo 2 - Noviembre 2, 2014 Leer más Shanghai Urban Planning Exhibition Center (SUPEC), Shanghai, China Marzo 3 - Abril 8, 2014 Rodando se encuentran. Colección de Arte del Consejo Nacional de Artes Plásticas Leer más Al calor del pensamiento. Obras de la Daros Latinoamérica Collection Sala de Arte Ciudad Grupo Santander, Madrid, España Febrero 3 - Abril 30, 2010 Leer más anterior Siguiente

  • nkame kemper | Belkis Ayón

    NKAME: RETROSPECTIVA DE LA GRABADORA CUBANA BELKIS AYÓN (1967-1999) Kemper Museum of Contemporary Art, Kansas City, Missouri, Estados Unidos Enero 25, 2018 - Abril 29, 2018 La exposición itinerante Nkame: Retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón (1967-1999) quedó inaugurada el 25 de enero de 2018 en su tercera sede, el Kemper Museum of Contemporary Art. Un proyecto desarrollado por esta prestigiosa institución y el Estate de Belkis Ayón, La Habana, Cuba. La exposición está curada por Cristina Vives. Gestión de itinerancia por Landau Travelling Exhibitions, Los Ángeles, CA. Fotografías: José A. Figueroa, La Habana, Cuba y cortesía del Kemper Museum of Contemporary Art, Kansas City, Missouri. Para más información, visite la página web del Kemper Museum of Contemporary Art Cobertura de Prensa KC Studio. Covering Kansas City’s performing, visual, cinematic and literary arts http://kcstudio.org/critically-acclaimed-show-cuban-printmaker-stops-kemper-museum-belkis-ayon Terremoto http://terremoto.mx/nkame-a-retrospective-of-cuban-printmaker-belkis-ayon-1967-1999/ Informality http://informalityblog.com/nkame-cuban-mythology-through-the-eyes-of-belkis-ayon/

  • news Station Museum | Belkis Ayón

    NKAME LLEGA AL STATION MUSEUM OF CONTEMPORARY ART IN HOUSTON, TEXAS Julio 31, 2018 Yadira Leyva Ayón © Belkis Ayón Estate Luego de las exitosas presentaciones en diferentes ciudades de Estados Unidos en su itinerancia por este país, la exposición Nkame. Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón (1967-1999), llega al Station Museum en Houston, Texas. La exposición quedó inaugurada en la noche del 2 de junio en un ambiente lleno de amigos, excelente música y amantes del buen arte. La magistral curaduría de Cristina Vives, sobresalió en esta ocasión gracias a una idea curatorial que se llevó a la realidad, gracias al empeño del staff del Museo y su Director James Harritas: muchas de las obras de gran formato obtuvieron tridmensionalidad al ser colocadas en paredes individuales, construidas especialmente para cada pieza, resultando en un impacto visual muy positivo, al obtener las piezas una monumentalidad sin precedentes. Además, esta exposición contará con un libro / catálogo sobre la exposición y la vida y obra de Belkis Ayón, titulada Detrás del velo de un mito. Producido por el Station Museum y el Estate de Belkis Ayón, con textos de Cristina Vives y diseño de Laura Llópiz. La exhibición estará abierta al público hasta el 3 de septiembre, 2018. NOTICIA ANTERIOR SIGUIENTE NOTICIA

  • news artnews | Belkis Ayón

    NKAME: UNA RETROSPECTIVA DE LA GRABADORA CUBANA BELKIS AYÓN SELECCIONADA ENTRE LO MEJOR DEL ARTE DE 2017 A NIVEL MUNDIAL POR LA REVISTA ARTnews Enero 4, 2018 Yadira Leyva Ayón © www.artnews.com El pasado 27 de diciembre 2017 quedó publicado en el sitio web ARTnews el artículo de Andrew Russeth, «2017:THE YEAR IN REVIEW. The Year in, and Beyond, New York Galleries—Plus a Top 10 from Around the World». En el escrito, entre otras importantísimas exhibiciones de arte contemporáneo del año, Nkame… quedó seleccionada en el puesto número 4 entre las mejores exhibiciones del mundo del año 2017. Andrew Russeth constató que: «Una vez que echas un vistazo a las piezas de gran escala que Belkis Ayón hizo ensamblando paneles impresos, nunca lo olvidas. Ellos son típicamente negros, blancos, y cada tono de gris (aunque ella se sumergió brevemente e increíblemente en el color), y presentan, con líneas confiadas sobrenaturalmente sinuosas, figuras con caras que solo tienen ojos penetrantes, ojos penetrantes, que realizan rituales no identificables, abrazándose unos a otros, y, sí, mirándonos, inspirados por la sociedad secreta masculina y afrocubana conocida como Abakuá. El mundo perdió a la artista cubana en 1999, a la edad de 32 años, y esta retrospectiva dejó claro que si ella todavía estuviese viva, sería una de las principales figuras que operan hoy.» Nkame: Una Retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón, previamente exhibida en el Fowler Museum at UCLA, y luego en el Museo del Barrio en New York, lleva dos años quedando seleccionada como lo mejor del arte, ya que fue escogida igualmente como lo mejor del arte de Los Ángeles en 2016. Link al artículo AQUÍ NOTICIA ANTERIOR SIGUIENTE NOTICIA

  • renderings | Belkis Ayón

    RENDERINGS: NEW NARRATIVES AND REINTERPRETATIONS Mechanical Hall de la Universidad de Delaware, Filadelfia, Estados Unidos Septiembre 3 - 30, 2014 En Septiembre del pasado año 2014, el Brandywine Workshop de Filadelfia, abrió al público en la galería Mechanical Hall de la Universidad de Delaware, una exhibición de grabado que atesora en sus archivos y de artistas invitados para la muestra, bajo el título: Renderings. New Narratives and Reinterpretations, con la curaduría del Dr. Cheryl Finley. En ella se presentaron obras de 26 artistas de diferentes nacionalidades, entre los que se encontraban los grabadores cubanos Belkis Ayón e Ibrahim Miranda, representantes todos del arte de la diáspora africana. Artistas participantes: Terry Adkins, Maya Freelon Asante, Belkis Ayon, Camille Billops, Jamal Cyrus, Andrea Chung, Letitia Huckaby, Sedrick Huckaby, Curlee Raven Holton, Valerie Maynard, Paul F. Keene, Ibrahim Miranda, Ayanah Moor, Howardena Pindell, Michael B. Platt, Faith Ringgold, Robert Pruitt, Alison Saar, Betye Saar, Juan Sanchez, John T. Scott, Clarissa Sligh, Pamela Phatsimo Sunstrum, Janet Taylor-Pickett, Hank Willis Thomas, Deborah Willis.

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